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Terapia de pareja

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TERAPIA DE PAREJA ¿Qué es LA TERAPIA DE PAREJA? Desde nuestro equipo entendemos la terapia de pareja como un espacio de encuentro entre dos personas con un vínculo relacional que ya no funciona y es en este espacio,  donde pueden empezar a hacer “balance” de aquello que funcionó en un momento dado y que necesita ser revisado. Muchas parejas se dan cuenta de que no se comunican bien, que tienen problemas con las familias de origen, con la gestión de los hijos, con la relaciones sexuales, etc. Pero mas allá de eso, el poner mirada en que pasa entre nosotros con algo que hemos construido y que  ya no nos sirve, será un objetivo fundamental en terapia. Y será el terapeuta de pareja, quien los acompañará en ese viaje. No hablamos de lo que hay que hacer ni de lo que no, de modelos ideales, sino de los diferentes formas de “ser pareja” y de encontrar la propia fórmula. ¿CÓMO TRABAJAMOS? Desde un enfoque integrador, compasivo y actualizado intentaremos poder ayudar a responder a que es legítimo y razonable pedir y esperar de una relación de pareja y como construir un buen amor de pareja.

Evaluación infantil

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Valoración neuropsicológica infantil Desde este servicio, se realiza una valoración de las necesidades de apoyo de niños/as entre 6 y 12 años, con el fin de crear una posible hoja de ruta para la posterior intervención. Para ello, se tienen en cuenta las siguientes áreas: cognitiva, atencional y funciones ejecutivas (fluidez fonológica y semántica, flexibilidad cognitiva, memoria de trabajo…), medidas a través de pruebas estandarizadas: Escala de inteligencia Weschler para niños-V. WISC-V. Evaluación Neuropsicológica de las Funciones Ejecutivas en Niños. ENFEN. Evaluación neuropsicológica breve. Atención y Memoria, NEUROPSI. Test de Percepción de Diferencias Revisado. CARAS-R. Test de Atención. d2-R. El proceso se inicia con una entrevista exhaustiva a los padres, para pasar posteriormente a la valoración mediante las pruebas estandarizadas y finalmente se realiza la entrega del informe a los padres, donde se explican los resultados obtenidos y las orientaciones de cara a la posible intervención.

Psicología deportiva

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PSICOLOGÍA DEPORTIVA​ La psicología del deporte y la actividad física es una disciplina relativamente joven que, poco a poco, está ganando visibilidad en el mundo deportivo. La APA (American Psychological Association) define la psicología del deporte y la actividad física como “el estudio científico de los factores psicológicos que están asociados con la participación y el rendimiento en el deporte, el ejercicio y otros tipos de actividad física”. Dicha disciplina, por tanto, se centra en averiguar cómo los diferentes procesos psicológicos (cognitivos, emocionales y conductuales) afectan al rendimiento deportivo. Además, estudia qué beneficios aporta la práctica deportiva tanto a nivel físico como mental. Es importante destacar que el ámbito de actuación del/a psicólogo/a deportivo/a no solo se limita al deportista de alto nivel sino que se extiende hasta los deportes de base o iniciación, y tiene un gran impacto sobre el desarrollo de estos deportistas, sobre todo, cuando se trabaja desde edades tempranas. Además del impacto directo sobre el deportista, el rol del/a psicólogo/a en el ámbito deportivo también se expande al asesoramiento de entrenadores, padres, madres, acompañantes y demás personas que rodean el mundo del deportista, algo que puede ser de gran interés desde el inicio de la práctica deportiva. En resumen, se podría decir que, el/la psicólogo/a deportivo/a puede ayudar, entre otras cosas, a: Optimizar el rendimiento deportivo a través del entrenamiento en habilidades mentales. Gestionar la activación. Establecer objetivos corto, medio y largo plazo. Gestionar el tiempo fuera (trabajo / estudios) y dentro del mundo deportivo. Crear un clima adecuado para la práctica deportiva. La formación de técnicos, monitores, entrenadores y demás profesionales relacionados con el mundo del deporte. Prevención y detección de posibles problemas y dificultades.

Trastorno límite de la personalidad

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Trastorno límite de la personalidad Según el DSM-IV, la característica esencial del trastorno límite de la personalidad es un patrón general de inestabilidad en las relaciones interpersonales, la auto-imagen y la afectividad, y una notable impulsividad que comienza al principio de la edad adulta (adolescencia) y se da en diversos contextos. Las personas con trastorno límite de la personalidad pueden llegar a realizar frenéticos esfuerzos para evitar un abandono real o imaginario. Son muy sensibles a las circunstancias ambientales. La percepción de una separación, rechazo o la pérdida de la estructura externa, pueden ocasionar cambios en la auto-imagen, afectividad, cognición y comportamiento. Presentan cambios bruscos y dramáticos de la auto-imagen, caracterizados por cambios de objetivos, valores y aspiraciones personales o profesionales. Muchos, se aburren con facilidad y están buscando siempre algo que hacer. El estado de ánimo básico de tipo disfórico de los sujetos con un trastorno límite de la personalidad, suele ser interrumpido por períodos de ira, angustia o desesperación y son raras las ocasiones en las que un estado de bienestar o satisfacción llega a tomar el relevo. Tratamiento En INTRA-TP nos esforzamos en realizar valoraciones personalizadas. La experiencia nos ha enseñado que el trabajo con los familiares facilita la recuperación enormemente. En principio se hace un estudio de la familia con el fin de evaluar los recursos disponibles y posibles problemas o formas de comportamiento para posteriormente trabajar sobre ellos, principalmente con psicoeducación. Hay que aclarar que esto no siempre es posible y que algunos familiares y/o seres allegados no tienen interés en participar entendiendo que el problema lo ha de resolver quien lo tiene. En estos casos trabajamos con la persona exclusivamente. En otras ocasiones es el paciente el que no quiere saber nada de sus allegados y en todo momento hay que respetar esta decisión. Esto no significa que no se puedan responder dudas concretas o facilitar pautas de comportamiento en diferentes situaciones. El enfoque terapéutico puede variar en función de las necesidades de la persona que solicita ayuda o asesoramiento, partiendo de un enfoque integrador. A nivel individual utilizamos de base el programa psicoeducativo para el trastorno límite de la personalidad elaborado por la directora del centro, Dolores Mosquera, publicado en el 2004 bajo el título «Diamantes en Bruto II. Manual psicoeducativo y de tratamiento del trastorno límite de la personalidad. Programa estructurado para profesionales». Editorial Pléyades. 2004. Además de este método, utilizamos EMDR, un enfoque muy esperanzador para este tipo de patología. En lo referente al tratamiento farmacológico, trabajamos conjuntamente con servicios de psiquiatría (públicos y privados) especializados en diferentes áreas. Para una atención adecuada es necesario combinar elementos de diversos enfoques para responder adecuadamente a la complejidad del cuadro y adaptarse a las características particulares de cada persona. Para conseguir resultados satisfactorios, se precisan fundamentalmente dos cosas: elevada motivación del paciente y un buen terapeuta dispuesto a afrontar los altibajos del tratamiento. De esta forma, en algunos casos se precisa del trabajo de un equipo multidisciplinar (psicólogos, psiquiatras, centros de día o urgencias psiquiátricas), así como de la ayuda de la familia (para nosotros una pieza clave en el tratamiento de este trastorno). En este sentido, es importante dar pautas a las familias para que sepan afrontar los problemas del día a día. Dentro de los aspectos básicos se destacarían: Establecimientos de límites conductuales: Para la comodidad y seguridad del paciente, del terapeuta y de otros, en ocasiones es necesario establecer unos límites conductuales (manera de acercarse, duración y número de sesiones terapéuticas, de llamadas de teléfono, etc) Mantenimiento de la independencia: Estas personas necesitan ayuda, ya que no han desarrollado los suficientes recursos para hacer frente a las dificultades y situaciones nuevas (no siendo consciente de ello en muchas ocasiones). Sin embargo, es importante no hacer las cosas por ellos para no alimentar su extrema tendencia a la dependencia e intentar que aprendan a hacer las cosas por si mismos de manera adecuada. En muchos casos, el trastorno tiende a remitir con la edad. Es decir, suele mejorar conforme el paciente va madurando y reestructurando el pensamiento. Pero esperar no ha de ser nuestro objetivo pues los pacientes no tratados sufren unas vidas extremadamente dolorosas y destructivas, al igual que sus allegados. Programa de atención de INTRA-TP (Dolores Mosquera) Como parte de la terapia, realizamos un programa de psicoeducación personalizado. El objetivo de este programa es que la persona con TLP logre un mayor conocimiento de si misma, de su trastorno y que su esperanza por llevar una vida «normal» en un futuro próximo aumente. Otro de los objetivos es conseguir el máximo beneficio a través del ejercicio de la expresión escrita. Uno de los elementos más importantes de este programa es el componente educativo. Se pretende ofrecer a la persona con TLP una explicación «razonable» de lo que le está sucediendo, tanto en el momento de las crisis, como en lo que se refiere al trastorno. Los ejercicios que se incluyen después de cada unidad informativa, facilitan la auto-observación y la identificación y compresión de sus sentimientos y formas de comportarse. ¿Por qué psicoeducación? Las personas con trastornos de la personalidad, especialmente aquellos con trastorno límite de la personalidad, necesitan comprender lo que les ocurre. Por ello, para nosotros, uno de los elementos más importantes es el componente psicoeducativo. Uno de los objetivos es ofrecer a la persona y a sus familiares una explicación «razonable» de lo que le está sucediendo. En el 2004 se publicó el libro «Diamantes en Bruto I. Un acercamiento al trastorno límite de la personalidad». Un manual informativo para profesionales, pacientes y familiares disponible en www.edicionespleyades.com y en www.amazon.es. Los mitos y el TLP La descripción del TLP suele ser tan negativa que las personas con este diagnóstico con frecuencia se sienten etiquetadas y llegan a pensar que son casos perdidos, que «hagan lo que hagan» su situación no podrá cambiar. La desesperanza es uno de los factores de riesgo para un mal pronóstico. Es muy importante tener en cuenta que el TLP y

Patología dual

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Patología dual Patología dual es la denominación aplicada, en el campo de la salud mental para aquellos sujetos que sufren de forma simultánea o a lo largo del ciclo vital de una adicción y otro trastorno mental. La adicción es un Trastorno Mental, primario y crónico, que implica una pérdida de control que se manifiesta a través de: Uso compulsivo, deseo intenso o sensación de urgencia para conseguir y consumir la sustancia o conducta adictiva, persistencia en el uso pese a las consecuencias negativas del mismo, con dificultad para percatarse de dichas consecuencias, fenómenos de tolerancia y abstinencia y alteraciones en la regulación emocional. Distintas sustancias que alteran el funcionamiento cerebral, legales (tabaco y alcohol), ilegales (cocaína y heroína) y despenalizadas (cannabis) pueden provocar una adicción en las personas que las consumen con regularidad. Pero también conductas en las que no se ve implicada una de estas sustancias, como el juego, pueden provocar un trastorno adictivo. Distintos estudios internacionales realizados en población general han demostrado que las personas que sufren una adicción padecen con más frecuencia un Trastorno Mental, y viceversa. Las causas exactas de esta relación no son bien conocidas. Parecen existir factores genéticos y ambientales comunes a ambos grupos de trastornos. Por otro lado los pacientes con Trastornos Mentales son más vulnerables a que el consumo regular de las sustancias con potencial adictivo les provoquen una adicción. Además las sustancias adictivas alteran el funcionamiento cerebral facilitando y provocando la aparición de distintos Trastornos Mentales. Finalmente, algunas personas que padecen Trastornos Mentales podrían usar sustancias adictivas para mitigar sus síntomas o reducir los efectos secundarios de la medicación que toman. Por lo tanto, no parece existir una causa única. A continuación, resumimos los aspectos más destacados de la Patología Dual (basados en dos estudios epidemiológicos norteamericanos, ECA y NESARC, realizados en población general): Las personas que sufren una adicción padecen con más frecuencia un Trastorno Mental, y viceversa. La edad de inicio de los problemas, abuso y dependencia, de las drogas y el alcohol se sitúa entre los 15 y los 30 años, que es la franja de edad en la que con más frecuencia aparecen los distintos Trastornos Mentales. En muchas ocasiones es difícil saber que empezó antes. A más Trastornos Mentales más consumo de sustancias, gravedad y demanda de tratamiento. El uso y abuso de una sustancia adictiva aumenta el riesgo de uso y abuso de otras. Las sustancias más disponibles, por precio y accesibilidad, serán las más consumidas. La ruta de consumo más habitual es la siguiente: empezar con los cigarrillos y el alcohol, pasar luego al cannabis y de ahí a las sustancias ilegales. Una vez que una persona ha consumido una sustancia, el riesgo de desarrollar una Adicción es más alto para el tabaco, luego para la Heroína y la cocaína, luego para el alcohol, y finalmente para el cánnabis y los tranquilizantes. Referente a como se relacionan ambos trastornos, se presentan los distintos modelos de comorbilidad, es decir cómo se relacionan los Trastornos Adictivos con los Trastornos Mentales: Factores comunes: Se trataría de causas comunes para ambos trastornos. La impulsividad es el factor común con mejor evidencia científica. Representa un riesgo claro para iniciar y mantener el consumo de sustancias adictivas y es la base de Trastornos Mentales como: Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad o el Trastorno Antisocial de la Personalidad. Los factores genéticos son otro factor común con evidencias científicas establecidas. Este riesgo refleja un cerebro más vulnerable tanto a los Trastornos Mentales como Adictivos. Finalmente, el estrés ambiental es un factor común para el inicio de ambos tipos de Trastornos. El Trastorno Adictivo es secundario a un Trastorno Mental: Aunque la hipótesis de la automedicación encaja bien teóricamente al indicar que en función de los síntomas del Trastorno Mental la persona tendería a consumir una sustancia adictiva que calmase esos síntomas y el uso crónico desarrollaría la adicción, lo cierto es que el modelo no se ha comprobado a nivel científico en su globalidad. Lo que si se ha demostrado claramente es que las personas que padecen Trastornos Mentales desarrollan con más facilidad una Adicción cuando se comparan con la población general. A un mismo nivel de consumo desarrollan antes una Adicción que es más grave. Son más vulnerables. El Trastorno Mental es secundario a un Trastorno Adictivo: Más allá de los síntomas presentes durante los estados de intoxicación y abstinencia, algunas sustancias adictivas pueden provocar Trastornos Mentales. El uso crónico de alcohol y el de cocaína puede provocar un cuadro de demencia, en la que predomina el daño frontal, aumentando la impulsividad de quien lo padece. El consumo crónico de alcohol produce un cuadro psicótico denomina Alucinosis Alcohólica y también produce cuadros depresivos. Algunos alucinógenos provocan un cuadro alucinatorio recurrente, y el Cannabis precipita la aparición de episodios psicóticos en personas vulnerables a los mismos. Modelo Bidireccional: Integraría todos los modelos previos. Las consecuencias de la Patología Dual en los tratamientos es sobradamente conocida: sobre todo, un empeoramiento pronóstico de ambos Trastornos provocado por distintas causas, siendo la escasa adherencia al tratamiento la que más evidencia científica tiene hasta la fecha. También aumenta el riesgo de verse envuelto en situaciones de violencia y en conductas antisociales. Por ello se recomienda evitar el tratamiento secuencial, primero un Trastorno y luego el otro, o paralelo, con un equipo de tratamiento para cada Trastorno, y se recomienda un modelo integrado, un solo equipo terapéutico aborda todos los Trastornos, que ofrece los mejores resultados terapéuticos. VOLVER A ESPECIALIDADES

Trastorno bipolar

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Trastorno bipolar El trastorno bipolar es una enfermedad que se caracteriza por cambios bruscos de humor que oscilan, entre los picos más altos (manía) y los más bajos (depresión). Es una alteración de los mecanismos que regulan el estado de ánimo. Estos mecanismos dependen de factores tanto genéticos como ambientales. La herencia genética hace que seamos más o menos propensos a desarrollar esta enfermedad y son los factores ambientales los que pueden precipitar la aparición de una crisis. Los factores genéticos (herencia) unidos a una vulnerabilidad biológica y eventos estresantes pueden hacer que surja un episodio maníaco o depresivo. Para facilitar la comprensión de lo anterior solemos utilizar un ejemplo que surge a partir de un dicho utilizado cuando alguien explota en el sentido de que se le acaba la paciencia: “fue la gota que colmó el vaso” y es el siguiente: Imagina que en el momento de nacer nos adjudicaran a cada uno un vaso, un vaso de tamaño diferente, y que su capacidad estuviera relacionada con la paciencia (umbral de estrés mayor, a mayor tamaño del vaso). Las personas con Trastorno Bipolar en el momento de nacer tienen un vaso mucho más pequeño que el de los demás (genética) pero, dependiendo del contexto en el que le toque vivir como la familia, amigos, trabajo… y el estrés al que se tenga que enfrentar esto supondrá un problema o no. El estrés puede ser un desencadenante que llene el vaso de forma repentina e inesperada. Esto puede ser causado desde por la muerte de un ser querido hasta por el desempeño de un trabajo que exige más de lo que podemos dar (factores ambientales). Los distintos problemas a los que se enfrenta una persona son gotas que van llenando el vaso y éste, al ser de menor capacidad, puede acabar rebosando (crisis). La anterior explicación pretende ayudarles a comprender por qué enfermedades de componente hereditario por ejemplo, no dan la cara hasta la edad adulta. Es decir, el que aparezca o no, dependerá en gran medida de los factores ambientales (hasta el punto de poder afirmar que tienen mayor peso que los genéticos). Nos gustaría que quede claro que tener un vaso más pequeño, no significa que vayamos a desarrollar la enfermedad y que es importante tener en cuenta que no siempre conocemos los antecedentes genéticos ya que pueden ser remotos (nuestros parientes más cercanos pueden no haber llenado el vaso aunque este sea igual de pequeño que el nuestro). “ El trastorno bipolar es una condición psiquiátrica fascinante pero trágica. Como clínico e investigador, con frecuencia me encuentro a mi mismo maravillado con la intensidad que estas personas viven y sienten su vida. “ David J. Miklowitz OBJETIVOS A TENER EN CUENTA EN LAS SESIONES DE PSICOEDUCACIÓN Al igual que por sus capacidades creativas, los pacientes bipolares son conocidos por su «resistencia» a los tratamientos y por ser reacios a recibir y aceptar el diagnóstico. Bajo nuestro punto de vista, es totalmente imprescindible que el paciente sepa lo que le ocurre y que reciba una psicoeducación que le permita entenderlo. Esto puede evitar crisis y que la situación empeore. Es frecuente que el paciente con trastorno bipolar no llame cuando se encuentra mal o «demasiado bien». Si vive con algún familiar, son éstos los que suelen dar la señal de alerta y avisar al terapeuta y/o médico: «lleva dos días en cama, esto es insoportable, ya no puedo más» o «lleva días sin dormir, no para quieto, está tan activo que es imposible seguirle el ritmo». Uno de los objetivos que nos planteamos es que sean ellos mismos los que detectan ese inicio de actividad excesiva o peligrosa que puede ser un posible desencadenante de hipomanía o manía. La manera más efectiva de trabajar en esta línea es cuando están eutímicos ya que así recuerdan cómo comenzaron sus anteriores manías y podemos ayudarles a identificar algunos factores de riesgo personales para ellos. Para prevenir la depresión haríamos lo mismo, ayudarles a identificar los desencadenantes externos. En ocasiones, han de aprender a controlar las «malas noticias» o la comunicación «agresiva» por parte de las personas que los rodean, faltas de respeto, &etc. Es fundamental que aprendan a manejar esas situaciones y si no se sienten seguros, que puedan esquivarlas. Es decir, actuar con mayor consciencia. En el trastorno bipolar, como en muchos otros casos, la medicación es imprescindible ya que sirve para controlar la aparición de continuas crisis y sin ella la psicoeducación o la psicoterapia no tiene sentido. De forma que la medicación y la psicoeducación serían el agujero que le haríamos a ese vaso para evitar que rebose el agua. Siendo constantes en la toma de la medicación y trabajando en psicoterapia para aceptar la enfermedad, conocerla, evitar el consumo de drogas y excitantes, practicar una vida sana y ordenada (hábitos de sueño, alimentación,…) ayudará a controlar las gotas que caen, esquivarlas si es posible y aprender a llevar una vida sin crisis y estable. En muchas ocasiones, existe una dificultad por parte de los afectados y también de algunos familiares a la hora de aceptar la enfermedad, conscientemente ignoran el diagnóstico o no se informan y continúan manteniendo los hábitos que facilitan la aparición de las crisis. La mejor manera de solucionar esto es mediante unas sesiones de psicoeducación en las que además de informar se puede responder a todas aquellas dudas que presenten los familiares. En este sentido, es importante tener en cuenta que dependiendo del familiar habrá que dar la información de forma diferente. Por ejemplo, si los familiares ignoran el diagnóstico es importante insistirles en que la única manera de ayudar al paciente, es involucrándose en la enfermedad porque conociéndola facilitamos la mejoría. También podemos informarles de forma general de las actitudes que algunos familiares toman ante el paciente, ya que es difícil que al principio, reconozcan que ellos actúan de esa forma. De hecho, si se hace de forma directa, se pueden sentir muy ofendidos y culpables. Cuando se dan cuenta

Trastorno mental grave

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Trastorno mental grave En ocasiones, las problemáticas y dificultades por las que pasan las personas a lo largo de su ciclo vital, desembocan en una serie de Trastornos denominados “Trastorno Mental Grave o Severo”, sintiéndose la persona incomprendida y en muchos momentos discriminada. Consideramos incluidas en el grupo de personas con enfermedad mental grave y duradera a aquellas que padecen síntomas de Psicosis funcional (típicamente diagnosticadas como esquizofrenia, trastorno bipolar, pero también otras), y que como consecuencia de su enfermedad padecen discapacidades persistentes. Son personas que, generalmente desde el comienzo de su vida adulta han sido diagnosticados (generalmente de esquizofrenia o trastorno bipolar) y que, incluso habiendo recibido tratamiento adecuado, padecen discapacidades de larga duración. Su vida personal, académica, social y sus expectativas profesionales se han visto afectadas radicalmente y les es necesario reajustar sus expectativas en función de sus discapacidades (limitaciones funcionales). Dentro de las necesidades de estas personas, consideramos que una adecuada intervención psicológica en el pilar fundamental que unifique la adecuada atención que precisan, incluyendo un conjunto más amplio de medidas encaminadas a ayudar a los personas a atenuar sus síntomas, a afrontar sus limitaciones y a maximizar sus oportunidades. El tratamiento debe incluir la posibilidad de detección precoz y diagnóstico, atención en crisis, tratamiento de mantenimiento, etc. VOLVER A ESPECIALIDADES

Trastornos disociativos

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Trastornos disociativos Disociación y trastornos disociativos La disociación implica una desconexión entre la mente de una persona y la realidad del momento presente. Esa realidad puede ser externa a la mente, con respecto al mundo que nos rodea; o interna, y entonces la persona se desconecta de su propia actividad mental. Esta desconexión es una estrategia que la mente utiliza para enfrentarse a momentos de gran estrés, también denominados momentos o situaciones vitales traumáticas. Estos momentos combinan una sensación de indefensión junto a una respuesta emocional negativa intensa. Estímulos, internos o externos, asociados a ese evento traumático pueden desencadenar la disociación. La disociación protege a la mente de la sobrecarga que suponen esos eventos y sus recuerdos, pero impiden a la mente procesarlos e integrarlos y, además, puede convertirse en la principal respuesta de la mente al estrés. Esta disociación puede experimentarse ocasionalmente y ser transitoria, por lo que no representaría un problema más allá del momento en que se presenta y siempre dependiendo de la intensidad de la misma. Sin embargo, cuando se experimenta de forma prolongada, especialmente durante la infancia y la adolescencia, se puede crear un patrón de respuesta al estrés rígido y crónico que dificulta intensamente la adaptación familiar, social y laboral de quien lo padece. Cuando una persona presenta esta desconexión, episódica o sostenida, de forma crónica se dice que presenta un Trastorno Disociativo. La disociación es un fenómeno muy amplio y las personas pueden sufrir distintos síntomas, o trastornos, disociativos. Estos serían los más frecuentes: Desrealización: Percibir el mundo y las personas que nos rodean de forma irreal. Esta percepción puede afectar o a todo lo que nos rodea o sólo a algunos aspectos de la realidad. La realidad se vuelve extraña. Desrealización: Percibir el mundo y las personas que nos rodean de forma irreal. Esta percepción puede afectar o a todo lo que nos rodea o sólo a algunos aspectos de la realidad. La realidad se vuelve extraña. Despersonalización: La persona se siente desconectada de su cuerpo y / o sus emociones. Su cuerpo y sus emociones se vuelven extrañas, ajenas y distantes. En ocasiones la mente se vuelve un observador pasivo del cuerpo, incluso puede visualizarlo desde fuera, en otras ocasiones los límites corporales y personales parecen difuminarse con respecto a los demás. Amnesia Disociativa: La persona no recuerda periodos de su vida, o información relevante sobre sí misma. Fuga Disociativa: Durante un periodo de tiempo, de mayor o menor duración, pero limitado, la persona olvida su identidad. Esto conlleva en ocasiones que la persona vague sin un rumbo determinado, y en otras que asuma una identidad diferente, más o menos estructurada. Alteración en la identidad: La identidad de la persona cambia ante diferentes estímulos. La identidad está dividida en “partes” más o menos estructuradas. Estas “partes” presentan una conducta y una forma de relacionarse con los demás diferente y propia de cada una. Puede existir una “parte” principal que presenta un mayor o menor grado de amnesia y desconexión de la actividad de las otras “partes”. Estos síntomas o trastornos disociativos no son excluyentes, y una persona puede sufrir varios a lo largo de su vida. Hay que recordar que las distintas sociedades y culturas pueden dar distintas explicaciones a estos síntomas o trastornos, empeorándolos o atenuándolos. También es importante recordar que estos síntomas o trastornos pueden aparecer de forma independiente o englobados en otros trastornos, como el Trastorno de Estrés Postraumático, el Trastorno Límite de la Personalidad o el Trastorno de Pánico. VOLVER A ESPECIALIDADES